La
liga interna de ajedrez se desarrolla en los recreos de los jueves para los
niveles de tercero y cuarto de la E.S.O. y primero y segundo de B.A.C. con una
totalidad de veinte participantes; y durante los recreos de los viernes para
primero y segundo de la E.S.O. participando diecinueve alumnos/as.
La
competición tiene lugar en la Biblioteca del centro educativo, dónde están
habilitadas varias mesas grandes para el desarrollo de la misma. Seis parejas
comienzan a jugar, contando además con un responsable –árbitro- encargado de
que la competición transcurra con juego limpio por cada partida o pareja. Si al
finalizar el tiempo de recreo la partida no hubiese terminado el responsable
-árbitro- anotará en un acta que se le entrega al comenzar la partida, la
posición de todas las fichas del tablero para poder finalizar la partida en el
siguiente recreo.
Además
hay dos coordinadoras de la actividad pertenecientes a segundo de la E.S.O. que
se encargan de velar por el funcionamiento de la actividad, avisando al
alumnado de cuando les toca jugar y a los árbitros, también el alumnado cuenta
con dos carteles delante de la puerta de la biblioteca dónde se les informa
contra quién juegan y el día que juegan y quién es el árbitro de cada partida.
La
escuela de ajedrez nació con el objetivo de enseñar a todo aquel que tenga
inquietud por aprender este deporte, hay a disposición del alumnado tableros y
fichas en la biblioteca del centro, además de contar con un experto en la materia:
Víctor Pollán profesor del departamento de matemáticas los recreos del jueves y
viernes.
El
objetivo del ajedrez escolar, es buscar una mejora del nivel académico en el
alumnado, a través del desarrollo de habilidades cognitivas como la concentración,
la agilidad mental y la capacidad de análisis, que son elementos
fundamentales en la vida estudiantil y en la vida cotidiana, y que se
desarrollan adecuadamente con la práctica del juego. En la parte formativa es
de gran importancia, ya que este juego ayuda a desarrollar habilidades sociales
como la amistad, el diálogo y compañerismo. Además se aprende a aceptar los
errores no como una forma de fracaso o castigo, sino como un medio de
motivación para corregirlos y salir adelante.
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